En París. El artista del lente tuvo una participación brillante, muy elogiada

Escrito por: MARIANNE DE TOLENTINODOnADESEADAYSUSCHUCHERIAS
Polibio Díaz es el primer fotógrafo dominicano que tiene una exposición personal en una galería parisina, la “Galerie Naço”, fundada y regida por arquitectos, anteriormente llamada “Galería Cedilla” y dedicada a todas formas de artes visuales.

Ha sido emocionante ver en un marco completamente distinto obras que admiramos y, sin embargo, no siempre recibieron en Santo Domingo la acogida que corresponde a su dominio y creatividad.

Reconocimiento francés. En Francia, la oportunidad de la presente muestra surgió con la participación brillante y elogiada por varios medios de la prensa francesa, en la muy comentada colectiva antillana Kreyol-Factory. No creemos exagerar al afirmar que las mejores fotografías de la exposición “creole” en la Villette fueron las del fotógrafo dominicano, técnica y temáticamente. Esta individual parisina nos hace recordar que la primera monografía sobre Polibio Díaz la publicó un famoso crítico de arte francés, Raoul-Jean Moulin, por cierto gran amigo de Silvano Lora, quien recibió un verdadero “coup de coeur” –golpe en el corazón, flechazo– cuando descubrió su fotografía –una iconografía a la vez social y crítica– e inmediatamente quiso escribir de ella. No pocas veces se ha tenido la impresión de que ojos extranjeros expertos, americanos, caribeños o europeos sabían apreciar las imágenes de Polibio Díaz, debido a la percepción y la sensibilidad del auténtico conocedor.

Aquí interviene la carrera profesional de Polibio Díaz. Cuenta casi 35 años de experiencia acumulada, resultando una madurez estética, una fuerza testimonial y una profundidad conceptual impresionantes. La opinión internacional recalca que hay muy pocos fotógrafos en el Caribe y América Latina con esa calidad plural, y dignos de figurar entre los grandes cazadores de imágenes. Quienes conocieron sus inicios prometedores, aun antes de la explosión de la joven creación en los ‘80, recuerdan que Polibio se distinguía por una alianza entre poesía, visión insólita y fotografía de la memoria.

Luego él ha ido incrementando naturalmente la vertiente sociológica de sus imágenes, redimensionadas además a la escala de un mural… Formatos y fotografías cuidadosamente ensambladas apelan cada vez más al políptico o la instalación. Temáticamente el artista se ha interesado por la tipología popular criolla, como una forma de estética cultural y un kitsch singular, donde los protagonistas juegan un papel tan importante como la “escenografía” circundante.

Período actual. Recientemente el artista ha opuesto compositivamente el Nueva York de los rascacielos y la economía avasalladora a los inmigrantes, sus barrios, sus actividades, abriendo voluntariamente un espacio en blanco –¿para la reflexión?–, jugando además con el anverso y el reverso, Ahora bien son sus héroes los “dominicanos ausentes”, de distintas generaciones, y las fotos demuestran que ellos, pese a las condiciones y diferencias, han (re)encontrado un modus vivendi, nuevamente una identidad y ciertamente una esperanza. En cierto sentido es una continuación de “La trama e l’ordito” (La trama y la urdimbre), que Polibio Díaz había presentado en la Bienal de Venecia: la muy recordada curadora Irma Arestizábal la había propuesto.

La muestra parisina

Reafirma que es el paisaje cultural, interiores y exteriores, el que verdaderamente sitúa a Polibio Díaz y le inspira obras sobresalientes. En tal contexto la Galería Naço reveló al público francés una suerte de antología de excelentes fotografías del artista, realizadas en la última década. Objetaremos solamente que la reproducción en tamaño pequeño de muchas de ellas y una presentación demasiado básica no hayan comunicado a esas imágenes todo el impacto que les caracteriza en otro formato y despliegue espacial. Ahora bien, la primicia de esta invitación es un hecho con halagadoras perspectivas.